sábado, 17 de marzo de 2012

Myriam, la profesora de educación física

Ser profesora de educación física no consiste en ejercer la profesión ocho horas por día y luego regresar al hogar para pasar a otra cosa. No es tan simple. Ser profesora de educación física consume toda la vida, pues una profesora de educación física es profesora de educación física a toda hora, en todo lugar, y en cualquier circunstancia, a diferencia de lo que sucede con otras profesiones. 

Porque una maestra llega a su casa y se quita el guardapolvo blanco para seguir con su vida. Lo mismo hace el médico con el ambo celeste y el policía con el uniforme azul y los borceguíes. En cambio, una profesora de educación física va a trabajar vestida con pantalón de gimnasia,  remera de running y zapatillas con plataforma de aire, o con pollera corta de tenis y musculosa de gimnasia, pero llega a su casa y jamás se cambia de ropa. Sigue de largo todo el día con la misma vestimenta. Va al supermercado, a buscar a los hijos al colegio o a tomar el té con amigas vestida con su ropa de trabajo.
Y no sólo eso. Si un sábado estamos en un cine, en un restaurant, o en un bautismo, difícilmente podamos saber a simple vista que una persona es maestra, que otro es médico o que alguien es policía, si no están cumpliendo servicios, porque nada en su apariencia nos lo suele indicar. Ahora bien, siempre sabemos que una profesora de educación física es profesora de educación física, aunque sea sábado a la noche.
Es que una profesora de educación física puede concurrir a un bautismo con pantalón pinzado de lino negro, zapatos taco bajo de cuero, aros y pulsera de oro, pero remata el modelito con una remera dri fit marca Nike de color verde agua. Y ahí nos damos cuenta de a qué se dedica. Lo mismo si va a un restaurant: en verano se pone una pollera floreada, y  una musculosa blanca de lycra,  pero miramos hacia abajo y vemos unas zapatillas con cierre de velcro acompañadas con medias tobilleras de algodón. Y en invierno la vemos en el restaurant vestida con un pantalón negro sobrio, unas botas de cuero de taco bajo, una camisa y un abrigo elegante de lana. Nada hasta ahora que la identifique. Pero cuando se levanta de la silla y se pone el abrigo,  notamos que éste es siempre una campera de running marca Adidas con capucha, bolsillos con cierre y detalles reflectantes en la parte trasera para ser distinguida de noche, corriendo en una ruta.
Pero no hay profesora de educación física tan profesora de educación física como mi amiga Myriam. Ella hasta posee un lenguaje que la distingue como tal, porque al simple hecho de tomar un vaso de agua, Myriam le dice "hidratarse" , y a los zapatos o zapatillas, siempre los llama "calzado".

Ni en el día de su casamiento Myriam pudo ocultar su profesión. Sucedió cuando la modista la estaba ayudando a colocarse el traje de novia. Myriam sintió un “tironcito” en un músculo cercano a su muñeca derecha. ¡Justo, justo! ¡Un tironcito el día de su casamiento! “A mis alumnas les costaba entender que a la pelota de vóley hay que pegarle con las yemas de los dedos y no con la palma de la mano. Les hice la demostración varias veces y me agarró este dolor. No me puede arruinar la  luna de miel. Me tengo que contener el músculo”, le dijo Myriam a la modista y así lo hizo. Por eso la vimos entrar a la iglesia con el vestido de seda organza blanco, el tocado delicado, los zapatos bordados, pero sobre la muñeca de su brazo derecho pudimos observar un detalle que rompía su apariencia inmaculada, pues llevaba puesta una muñequera negra, confeccionada a base de nailon y caucho, en la que se podía leer en letras blancas grandes la frase: “Just do it”.
Y como Myriam anda todo el día en zapatillas, no pudo aguantar los zapatos con taco durante toda la fiesta de casamiento. Por eso, cuando llegó el carnaval carioca, se puso las zapatillas Topper de lona blanca y éste fue el calzado que la acompañó el resto de la noche, para alegría de su wedding planner.
Myriam además posee un objeto del que le cuesta desprenderse. Lo usa para trabajar y después también. “Total, parece un collar”, piensa Myriam. 
Freud hubiera visto confirmada su teoría sobre el deseo fálico reprimido de la mujer si alguna vez hubiera visto a Myriam yendo con el silbato colgado del cuello a todos lados.
Es que, sin duda, la herramienta de trabajo por antonomasia de toda profesora de educación física es el silbato. En este sentido, sirve, por ejemplo, para indicar a las alumnas que deben cambiar el ritmo de trote a salticado. Aunque ésta es una visión muy restringida de los usos del silbato, porque el artefacto es mucho más que un simple ayudante en las tareas de una profesora de educación física. El silbato es también una herramienta de poder, pues no hay nada mejor que un reto precedido por un buen silbatazo cerca de la oreja de una alumna distraída, que llama la atención de ella y del resto de sus compañeras, y le otorga a la reprimenda practicada por la profesora de educación física un ímpetu mayor al que tienen los retos de profesoras de otras materias. Tal vez por eso Myriam fantasea con la idea de darle al silbato un uso extraescolar y así frenar a su marido con un silbatazo cuando lo escucha decir: “Mi esposa es profesora de gimnasia”, pues no hay nada que a Myriam le resulte más molesto que ser llamada “profesora de gimnasia”, en vez de “profesora de educación física”, como reza su título, el que abarca mucha más que enseñar gimnasia, según le explicaron en el profesorado.
Asimismo, a Myriam le gustaría darles unos buenos silbatazos a sus hijos cada vez que  lloran como marranos cuando ella les apaga la play station y los obliga a hacer ejercicios de contoneo con un aro, con el fin de que logren un cuerpo flexible desde pequeños.
Y si bien todo hasta ahora parece indicar que el silbato es un buen compañero de la profesora de educación física, no hay que confiarse, pues el silbato es un amigo traicionero.  Como el cigarrillo, mata en silencio. El caso de Myriam nos confirma esta hipótesis, pues ella hacía años que estaba parada, refugiándose en el silbato. Lo soplaba de vez en cuando, pero las que corrían y se movían eran sus alumnas.  Myriam estaba quieta. Quieta y a punto de cumplir cuarenta años, Myriam notaba que los músculos de sus piernas estaban perdiendo tonicidad día a día. También la flexibilidad de su cuerpo, que le servía en otras épocas para practicar todas las poses sexuales inéditas que su marido le proponía, se había resentido últimamente. Hasta él se lo dijo: “Ya no sos como antes, Myriammmmm”. Y aunque ella lo negó al principio, no tuvo más que trotar un rato junto a sus alumnas para darse cuenta, cuando  sopló el silbato, que debido a su falta de aire éste sonaba como un pito de cotillón.
¿Adónde había ido a parar el sueño de eternos muslos duros? ¿De correr diez kilómetros todos los días sin casi agitarse? ¿Y su ambición de entrenar a futuras medallas de oro olímpicas? Lejos y perdidos allá en el tiempo. Pero Myriam no se iba a resignar tan rápido. A una nutricionista no recurrió porque siempre consideró que en el profesorado de educación física le habían enseñado lo suficiente como para poder armarse una dieta balanceada. Y así lo hizo: comió sólo proteínas durante dos meses. También corrió y practicó salticado, la vertical y la media luna junto a sus alumnas todos los días. Incluso cumplió su deseo de mejorar el juego del quemado (o delegado) e ideó uno con tres pelotas que fue el deleite de su clases (hasta lo patentó).
Cada día soplaba el silbato con más aire en sus pulmones y sus músculos estaban más duros, lo que le daba más confianza para revivir junto a su marido épocas pasadas y también para hacer realidad sus viejas fantasías.
Es que a Myriam siempre le gustó la escena de la película “Mujer Bonita” en la que Julia Roberts espera desnuda a Richard Gere, sólo con una corbata atada a su cuello, y tomando champagne.

Por eso, después de unos meses de volver a sus sueños de estudiante joven del profesorado de educación física, de entrenar y de comer sano, Myriam se sintió con un cuerpo listo para emular a Julia Roberts. Entonces llegó el momento de cumplir la fantasía: Myriam mandó a sus hijos a dormir a la casa de su suegra y esperó a su marido desnuda, con la cena servida.
Y aunque de su cuello, en vez de una corbata, colgara  el silbato, y aunque en su copa, en lugar de champagne, hubiera Gatorade, Myriam y su marido la pasaron muy bien.


14 comentarios:

  1. Es muy ciento. Mi mamá, docente, siempre dijo que no hay nadie que tenga más autoridad que una prof. de gimnasia con silbato. Nadie los supera!

    Además la vestimenta es verdad, cursé en la facu con unas "profes" y siempre están vestidas con ropa deportiva.

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  2. Me causó mucha gracia lo de la vestimenta, jaja.

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  3. Hola chicas, qué gusto tenerlas por acá. Es una visión de las profes de educación física. Va con cariño, aunque nunca tuve muy buena relación con ellas,y eso a pesar de que soy buena en los deportes.
    Un beso

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  4. Muy bueno Anita !!
    Lisa S.

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  5. Es verdad!! y los profe también les pasa lo mismo con la ropa!
    beso!
    Smile

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  6. Gracias, Lisa!
    Smile, sí, los hombres profesores también son iguales.
    Un beso chicas

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  7. Te faltó el detalle de la cartera, siempre llevan una deportiva con la marca bien a la vista. Como las puma, o adidas. Cuando se tunean para salir, las vende el detalle de la carterira de cuerina colorida con la marca deportiva!

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  8. Si,si, tenés toda la razón.Lo había pensado porque ya había visto a varias así, pero después se me pasó ponerlo en el post.
    Un beso

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  9. holaaaaaa Ana! muy bueno lo de las profes.. totalmente de acuerdo.......yo convivo a diario con ellas y es totalmente cierto.... jajaja muy bueno el post!!! besos y buena semana

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  10. Si, Ally, son así,jajaja. Buena semana para vos también.
    Un beso

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  11. Jajajjaa, muy buen post! Me hizo reir...
    Me mato el detalle de la muñequera negra "Just do it" en el atuendo de novia! jajajaj! Y en el carnaval carioca las zapatillas de lona blanca marca Topper "para delicia de la weding planner", jajaja, muy gracioso!

    Saludos!
    Ana, La de siempre... (migrando desde tu otro blog =P )

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  12. Hola Ana !! Soy Romi, del otro blog,(de casualidad encontré este).
    Ante nada te vuelvo a felicitar por el tiempo y la energía que te"" y "nos" dedicas !!
    Al leer el primer post, me acordé de un chico que me llamaba "mi reina "ahhhh , no me gustaba para nada y te puedo asegurar que no me trataba como a una de ellas !!! jajajaja
    Me encantó las contestaciones sutiles a los comentarios que escribieron, fue todo muy educado de tu parte!!
    Y este post de los profes de edu física...es muy cierto, trabajé muchas veces con ellos !!!
    Prometo hacerme tiempo y leer este también !!
    besos !!

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  13. Hola ana! !encontre este blog de casualidad!!!
    Soy profe de ed fisica.me senti casi totalmente identificada jajaajajaj
    pero el silbato no es solo PoDER ,tambien ayuda a no estar afonica el dia siguiente si trabajas al aire libre la voz se va.y otra cosa q te olvidaste es que todos somos gritones por eso de trabajar afuera jajajajaj

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